Ichi go ichi e: Atesorar el presente (Lakshmi)

Por: Lakshmi

El maestro Zen Sen no Rikyu era un visionario. En el siglo XVI, introdujo las filosofías para Chanoyu o el Camino del Té en Japón. Él incorporó las enseñanzas espirituales de su maestro Ikkyū en la ceremonia del té e hizo vivo el concepto Ichi go Ichi e, entendido como el tiempo único que se debía atesorar durante la ceremonia. Hoy, esta visión poética, y a la vez práctica, nos permite reflexionar sobre la naturaleza irrepetible de cada momento y darnos cuenta de que nunca volveremos a vivir este momento de nuevo. Si profundizamos, tomamos consciencia de un eterno presente.

Durante un peregrinaje en Japón, mientras caminaba por las calles de las ciudades o los caminos del campo, observaba las acciones de las personas y sentía curiosidad. Ellos se movían lenta y cuidadosamente: si estaban atendiendo sus adoradas plantas, esperando el cambio de luz en el semáforo o sirviendo los alimentos, hacían sus acciones con un estado de paz y armonía. En una conversación con el Sacerdote Zen Rev. Takafumi Kawakami, afirmaba que la vida japonesa está llena de actos de atención despierta (mindfulness). Reconocía que en su consciencia colectiva tenían incorporados estados meditativos en la vida diaria.

Si aceptamos que la transformación es una constante y nuestra existencia es fugaz, recibimos una invitación existencial para cultivar el Ichi go Ichi e.

Recuerdo un experiencia cuando visitaba el bello templo Sanzen-In, establecido en el siglo VIII en el área de Ohara al norte de Kioto. Este apacible escenario tiene jardines antiguos y exquisitos. Mientras los contemplaba, observé un adulto mayor arrodillado que con paciencia recogía las hojas que caían a su alrededor. Sin desesperación y con sentido de perfección las colectaba para cuidar la bella “alfombra” de musgo que tapizaba el lugar. Cuando pasé a su lado, me miró y sonrió. Sólo pude percibir su contentamiento y dignidad durante este acto sencillo.

Esta mezcla de aceptación de la transitoriedad de la vida y la perfección en la acción es común apreciarla en el pueblo japonés. La comprensión de la impermanencia tiene sus raíces en la filosofía budista, pero ha sido una y otra vez experimentada en tragedias naturales y guerras. Frente a estos eventos, se percibe una gran voluntad para volver a empezar que ha transformado su país. A la vez, existe una celebración de los cambios en la naturaleza y una virtud para atesorar el presente. Si aceptamos que la transformación es una constante y nuestra existencia es fugaz, recibimos una invitación existencial para cultivar el Ichi go Ichi e.

Vivir desde un lugar más profundo de nosotros requiere un entrenamiento de nuestro Ser. Una de las facetas de este proceso es el descubrimiento de que existe una fuente de paz innata. Para comenzar a unirnos con esta fuente debemos aprender a llevar nuestra atención en el Estar. En la actualidad, estamos acostumbrados al Hacer, valoramos movernos con rapidez, saltando de situación en situación, permitiendo que nuestras mentes estén en constante aceleración. El dinamismo puede ser una cualidad, pero para nuestro bienestar mental y emocional es necesario cultivar la capacidad de acceder a la calma.

Propongo una estrategia de cuatro llaves que en su conjunto nos guíe para el Estar, apreciar el instante irrepetible y vivir el momento presente. Las llaves son: la Lentitud, la Pausa, la Meditación y el Tiempo.

La primera de las llaves es la Lentitud. La mayoría de nosotros hemos tenido tiempos cuando anhelamos la calma, pero nuestras mentes se mueven a gran velocidad. La serenidad puede venir si aprendemos a desacelerar nuestros actos cotidianos, los movimientos lentos tienen la capacidad de penetrar y transformar los ritmos de la mente.

En la privacidad de nuestras casas, podemos experimentar ejercicios sencillos como el siguiente: Ve a la cocina. Toma un respiración profunda y con toda la atención puesta en los movimientos prepara lentamente una bebida. Observa tus manos, respira; prepara la taza, respira; unifica tu mente y tu mano. Evita las acciones rápidas, mientras disfrutas la gracia y sencillez de tus movimientos. Con la lentitud y concentración exclusiva en tus actos, tu mente comenzará a relajarse y empezarás a habitar la serenidad.

La segunda llave es la Pausa. La práctica de la lentitud nos guía hacia la importancia de crear momentos para frenar la acción. El objetivo es comenzar a darnos cuenta de que es posible tener una identidad más allá de nuestras actividades o roles. Ese vínculo con el interior produce un sentimiento de intimidad. Necesitaremos activar nuestra voluntad e inspirarnos constantemente, porque siempre consideraremos que nuestro listado de tareas es inacabable. Las pausas pueden ser breves momentos, incluso de cinco minutos, donde nos demos el privilegio de esperar y demorar el momento. La inclusión de pausas creará una identidad y una visión de la vida renovadas, que tenga su fundamento en el sosiego y el Estar.

La lentitud y la pausa serán parte de una estrategia que nos prepare para experimentar los estados meditativos. El término “Meditación” en realidad hace referencia a un conjunto de técnicas procedente de diversas tradiciones, que busca por distintos medios llevarnos a estados de intimidad con nosotros mismos, al descubrimiento de la presencia y a la experiencia de la Totalidad de la existencia. La meditación es un vehículo esencial para enriquecer la identidad del Estar. Al comienzo de la practica, descubrimos los juegos de la mente, con sus impresiones del mundo exterior y sus saltos de pensamiento en pensamiento. Sin embargo, a medida que permitimos la relajación y guiamos nuestra atención, nos dirigimos hacia el centro de nuestro ser, ese lugar donde es posible vivir el silencio y paz interior.

Ichi go Ichi e es una ofrenda, una de las muchas luces brillantes de la cultura japonesa para el mundo. 

En esta gran estrategia para recobrar nuestra paz esencial, el tiempo es nuestro aliado más importante. Mas allá de la visión de “vivir en el presente” es necesario aceptar que vamos a necesitar el tiempo para lograr nuestro meta. El maestro indio Sri Aurobindo afirmaba en su libro Síntesis del Yoga: “Necesitamos el tiempo como un instrumento, porque para todas las cosas hay ciclos de su acción y un periodo del movimiento sagrado”. Quizás la paciencia es uno de nuestros desafíos mas grandes como seres humanos; queremos respuestas y resultados rápidos, con la misma rapidez que se mueven nuestros pensamientos. Uno de los más bellos regalos de mi peregrinaje a Japón fue la importancia de crear tiempo e invertir tiempo para el cultivo de la consciencia y la profundización del estado de Estar.

Cuando nos acercamos a las filosofías antiguas, sin los prejuicios de nuestra mente, podemos darnos cuenta de su pertinencia hoy. Ichi go Ichi e es una ofrenda, una de las muchas luces brillantes de la cultura japonesa para el mundo. Nos enseña sobre la importancia de saborear el presente: los lugares las personas, las palabras, las sensaciones, el campo y el instante especial e irrepetible.

La lentitud, la pausa, la meditación y el tiempo son cuatro valiosas llaves para comenzar a vivir los ritmos más profundos y pacíficos de nuestro Ser. Es allí donde encontraremos la fuente de nuestras cualidades más luminosas y generosas, el terreno donde comprendemos que no solamente buscamos vivir el despertar para nuestro bienestar, sino para ofrecer este estado de la consciencia y sus acciones a otros.

Fotografía: Ishwara.
2019-07-24T16:46:02+00:00 24/07/2019|